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Los contrastes en Junior: el que quería continuar, Viera, se fue llorando y con nostalgia. Y el que mimaron tanto, Juan F. Quintero, decidió marcharse, y sin nostalgia.

 

Los contrastes en Junior: el que quería continuar, Viera, se fue llorando y con nostalgia. Y el que mimaron tanto, Juan F. Quintero, decidió marcharse, y sin nostalgia.


Por Luz Mila Torres Ruiz

Los contrastes de la vida. Concretamente en Junior de Barranquilla, equipo que de unos meses hacia acá se ha vuelto noticioso más por los “escándalos” y chismes que nacen desde la actual dirección técnica, en cabeza de su director Hernán Darío Gómez, a quien la falta prudencia para manejar aspectos íntimos del equipo y sujetar más la lengua al momento de entregar declaraciones públicas acerca de sus dirigidos; se desata en un sector de la prensa local y culmina en los medios del interior del país. Si, porque últimamente de Junior se habla poco de fútbol, del sistema táctico que empleará el equipo con la renovación en cada una de sus líneas y mucho menos de quienes son y/o por qué llegan los refuerzos.

Y en eso, lastimosamente, se ha convertido Junior de Barranquilla, equipo del cual el país habla a diario para contar historias de dimes y diretes, de novelas cuyo protagonista principal en ese elenco es su director técnico a quien le falta más tacto para lidiar con la intimidad del equipo.

La semana anterior los aficionados junioristas, que se preparaban para despedir al arquero Sebastián Viera, dos días antes de este acontecimiento, fueron sorprendidos con una noticia entregada por el máximo accionista del equipo Fuad Char Abadala: “Juan Fernando Quintero nos anunció que no quiere seguir en el Junior".Char argumentó además que “no está bien, no se siente cómodo”.

Y los medios del país titulando:

“Hay novela con Juan Fernando Quintero, no quiere seguir en Junior”.

“No lo pusieron y se molestó”.

Lo que haya detrás de todo esta “novela” Juan Fernando Quintero vs Hernán Darío Gómez, es lo de menos porque ni el técnico ni el jugador son muy claros en lo que alegan.

Aquí el perjudicado es el club, por un desembolso económico, una inversión por Juan Fernando Quintero, a quien recibieron por la puerta grande, que solo jugó 7 partidos, marcó un gol que no sirvió ni para empatar e hizo cero asistencia, y por supuesto los hinchas que invirtieron en el primer semestre en un abono para terminar viendo decepcionados como el equipo culmina eliminado de los 8, después de 10 años ininterrumpidos ingresando a esas instancias. Y sin ver la magia, el aporte que le vendieron del “10”.

Sin embargo, pese a durar más lesionado que en la cancha jugando, Juan Fernando Quintero fue un mimado del club, del equipo y de los hinchas, quienes estaban esperanzados en que el segundo semestre de 2023, JuanFer la tiraría toda.

Pero no, mientras Sebastián Viera, a quien el técnico sacó por la puerta de atrás porque ya no le servía, preparaba con nostalgia su despedida en el estadio metropolitano Roberto Meléndez el día 9 de julio, Juan Fernando Quintero a quien esperaron más de dos meses, a quien tenían pechichón los directivos y técnico, anunciaba tranquilamente y sin despinarse dos días antes, 7 de julio, que no quería continuar en Junior.

Aquí viene el contraste:

Sebastián Viera, que le dio 7 títulos a Junior, que impuso récords dentro y fuera del país, quien despreció ofertas de otros equipos de Colombia por preferir a Junior siempre, que demostró sentido de pertenencia por el equipo, que hasta se sabe el himno de Barranquilla, quien por sus logros y récords es considerado el mejor arquero en la historia de Junior, el técnico decidió primero sentarlo y después sacarlo. Y lo peor es que se lo comentó a algunos periodistas, porque nunca lo dijo públicamente, ni nunca le dijo a Viera tampoco en su cara que no iba a contar con él para el segundo semestre. A lo anterior, el uruguayo decidió conversar con el máximo accionista del club Fuad Char para finiquitar la culminación de su contrato, y lo sacaron sin que cumpliera este compromiso hasta diciembre.







A Viera lo sacaron porque no estaba en los planes del técnico, se fue triste y sin ninguna explicación de éste porque nunca se lo notificó de frente. Y Juan Fernando a quien deseaban continuara en el equipo, sin dolor en su alma,reposaba tranquilamente en Medellín.

A Juan Fernando Quintero, nadie lo saca, pese a su poco aporte, se va de Junior porque “no se siente cómodo”, “porque no encajó”, etc. Esa es su versión. Y la de Hernán Darío Gómez fue: “no se que pasó”, “yo le dije que lo iba a llevar de a poco”. En fin, entre los dos nada es claro, ni convincente, por lo menos para mí.

Y con esa frialdad para hablar, sin ningún tipo de nostalgia en su cara, ni el más ápice de vergüenza, y menos de tristeza, Juan Fernando Quintero repetía una y otra vez, como si nada, que no continuaría en Junior por que “yo no encajo ahí”.

Y mientras tanto entre indirectas, pero bien directas, desde Barranquilla y Medellin cuerpo técnico de Junior y Juan Fernando Quintero se enfrascaban en polémicas. Y los medios de comunicación del país cogiendo palco, el balcón más alto, para seguir presenciando el nuevo match en Junior.

“Ese tema de estar vendiendo que yo soy el único dueño de la verdad, que no lo crean, da mucho que pensar”, dijo Quintero.

Del mismo modo, Quintero habló de lo sucedido con sus excompañeros de equipo: “Volvemos a la pretemporada, veo lo que pasa con amigos míos, sale el capitán histórico, después lo de Carlos Bacca, después en los entrenamientos empiezo a ver muchas cosas y empiezo a ver que no encajo”.

Pero, lo que es la vida:Viera,no quería salir aun de Junior, por eso entre lágrimas, era despedido en medio de una sonora ovación por 50 mil personas, y quien lo sacó por la puerta de atrás, Hernán Darío Gómez, desde el banco de Junior le tocó presenciar en vivo y en directo como la afición lo despedía por la puerta grande, vivió el sentir de la hinchada por su ídolo, palpó con sus propios ojos lo que significa el cancerbero uruguayo para la verdadera afición juniorista. Afortunadamente, la hinchada rojiblanca despidió a Sebastián Viera como se lo merecía: como un grande de la historia de Junior y por la puerta principal.

                                                                 

En cambio Juan Fernando Quintero, de quien el técnico dijo “lo quiero como un hijo”, que no entregó ni la mitad de lo que si entregó el eterno capitán, estaba muy tranquilo en Medellín sonriendo, como si nada y sin ningún tipo de remordimiento manifestando que “yo no fui a Junior a robar, fui a ser feliz”. Claro que vino a ser feliz, pero sin jugar y ganando mucho, y sin  entregar lo que la afición esperaba de él.

Esos son los contrastes en Junior: el que quería quedarse, Viera, se despide con nostalgia, llorando, y al que querían dejar para seguir mimando, Juan Fernando Quintero, decide marcharse, sonreído y sin nostalgia por el equipo. 

El fútbol es jugar con un balón, es de riqueza técnica, de jerarquía, pero tambien tiene que ser algo de sentimiento y mucho de profesionalismo.

Ese es Junior de Barranquilla, víctima de sus malas decisiones por quien lo merece y de múltiples emociones por quien no lo merece.

 

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