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Junior, con más pero con lo mismo de hace tres semestres: limitaciones en sus zonas.

 

Junior, con más pero con lo mismo de hace tres semestres:  limitaciones en sus zonas.

                                                                          

Por : Luz Mila Torres Ruiz

A raíz de la eliminación de Junior de la final de la Liga I del Fútbol Profesional Colombiano, en donde el equipo si bien es cierto llegó “con vida” al último partido contra Nacional en Medellín, gracias a que las matemáticas lo acompañaron, porque en Bogotá sacó un valioso empate (0x0) ante Millonarios y en Barranquilla venció a Bucaramanga (1x0) y porque además se dio un resultado favorable para sus aspiraciones entre Millonarios y Nacional en la capital de la República, también es cierto que antes de estos partidos el equipo venía de jugar a lo mismo que viene jugando desde hace más de dos años: para atrás, sin cambio de ritmo, sin sorpresa y atenido a lo que puede hacer en última instancia Sebastián Viera en el arco.

Por eso, ya es hora que analicemos con objetividad y con detalles específicos las zonas del equipo barranquillero que aún siguen desguarnecidas, sin cambios, sin progreso futbolístico y no con emoción como lo observo, lo leo y escucho de algunos aficionados en redes sociales, en la calle y en medios, incluso.

Sin el ánimo de defender a un determinado jugador en forma específica, ojo, es un análisis no una justificación, desde mi punto de vista y conocimiento voy a hacer mi diagnóstico final de lo que ha sido este Junior después que desarmaron el equipo aquel de las cuatro finales seguidas, una de ellas continental, que ganó un título de Copa Colombia: 2017; que obtuvo dos títulos de liga seguidos: 2018 II y 2019 I; que ganó también dos Super Ligas: 2019 y 2020. De ese glorioso equipo que jugaba bien, ganaba bien, le hicieron pocos goles y marcó muchos, solo quedan dos jugadores: Sebastián Viera y Gabriel Fuentes.

Después que salieron algunos, la mayoría, de el Gran Junior de 2018-2020 (I) han llegado unos refuerzos que no han sido “refuerzos” que solo han ganado partidos, pero han privado a la afición de títulos, que es lo único que le gusta a la hinchada rojiblanca, ser campeón.

Este Junior que acaba de ser eliminado por Nacional en Medellín, tiene un técnico como Juan Cruz Real, que no vino a devengar tres pesos con cincuenta centavos, y a quien le trajeron lo que solicitó porque tuvo el respaldo de una directiva o de unos dueños que le invirtieron 24,63 millones de euros aproximadamente, que trajeron de regreso el jugador mas caro que devenga 4.5 millones de euros como Miguel Angel Borja, y un delantero como Fernando Uribe, quien también tiene un salario alto, pero parece vino más bien a pasar su incapacidad a Barranquilla, porque mas es lo que ha estado en la lista de lesionados que en la cancha verde de cualquier estadio de Colombia.

Y empezando por la cabeza, tengo que decir que Juan Cruz Real ha sido un técnico que en la mayoría de los partidos dentro y fuera de Barranquilla, “amarró” al equipo, lo soltaba y cuando creía que ya cumplía el objetivo, lo retrasaba; después cuando el contrario lo apretaba, volvía a soltarlo. Y en ese vaivén lo tuvo todo el tiempo. En los cambios sus aciertos fueron poco productivos, siempre lo leí y lo vi confundido.

Sin embargo, también hay que decir que él no es el único culpable, porque dentro de la cancha la responsabilidad es de los jugadores, quienes tienen que dar más allá de lo que entrenan con él, deben dar más de lo que les corresponde, y no es así. En el fútbol y en cualquier deporte se llama recursividad. En Junior parece no existe o, más bien,algunos jugadores no se preocupan, no les interesa que exista.

En Junior, y lo he venido sosteniendo hace rato, hay jugadores que desde que llegaron acá están y siguen en el confort. Aportan lo mismo que han venido aportando hace dos años: en unos partidos si, en otros no, o tampoco.

En el medio campo hay jugadores que son muy pasivos, muy permisivos, que aceptan les pasen por su zona, no la cuidan como debe ser, no la defienden como “gato boca arriba” y mucho menos respaldan al resto de sus compañeros de la zona defensiva. Pierden un balón o ven que uno de sus compañeros pierde la pelota y se quedan mirando al que se lo quitó. Y claro esto casi siempre generó peligro para el arco de Junior, pero como ellos saben que ahí está “San” Viera, entonces no tratan de llegar al respaldo sino que esperan con mirada atónita como el uruguayo se estira, se esfuerza para evitarlo o para enviar al tiro de esquina. Esto ha sido repetitivo en Junior desde hace dos años hacia acá.

Y lo traigo a colación porque en el último partido contra Nacional a Junior le volvieron a cabecear fácil en el área (5.50) y le marcaron dos goles iden, ante la mirada pasiva de los centrales y de los que llegaron a respaldar a los centrales.

Uno de los goles nace de un balón que pierde el lateral izquierdo Gabriel Fuentes en zona de Nacional porque estaba proyectándose al ataque, no en zona de Junior, Y, sí, comete un error que termina en gol, pero mi pregunta es:¿dónde estaba el extremo o el volante que tiene que cubrir la banda del lateral cuando este se proyecta?

¿Por qué si Fuentes pierde esa pelota no llegó en todo el trayecto de zona de Nacional a la de Junior nadie a quitar ese balón que perdió el lateral?

Ese mismo balón, porque no salió, ni lo cambiaron, antes de llegar al arco de Junior debió pasar por el medio y después encontrar a una defensa, que por cierto nunca está bien posicionada cerca a su arco.

La explicación es sencilla: en Junior hay poca reacción cuando pierden la pelota, no hay cobertura de los mediocampistas a los laterales, de los externos a los laterales y poca para no decir que nada de respaldo de los medios y laterales cuando el defensa sube o sale a atacar al lateral contrario por cualquiera de las dos bandas. Todos parece  que se dedican a cumplir con lo que les corresponde nada más, pero poco respaldo le dan al compañero que se equivoca o que está en aprietos para retener un balón.

En el área (5.50) cuando se produce un tiro de esquina, o cuando un jugador llega por allí y se dispone a centrar se referencia al hombre, no al balón.  Ningún arquero del mundo tiene porque referenciar hombres, ya que son muchos los que llegan allí a tratar de embocarla.  Y sino que razón hay entonces para que en muchos equipos hasta el delantero llega a defender el arco de su equipo. El arquero si debe estar pendiente de referenciar el balón, pero si cuenta con defensas que solo atinan a mirar al contrario cabecear fácil, le será imposible llegar por muy alto o bueno que sea. Y los centrales de Junior más el lateral que llega a cubrir sea quien sea, siempre permiten que les cabeceen. Y ya todos los equipos le conocen esa reiterada falla.

Esto es muy seguido en Junior. En Bogotá contra Millos sucedió dos veces: una se la tapó a quema ropa Sebastián  Viera a  David Macalister Silva y la otra pegó en el palo. Y allí no estaba Fuentes, estaban los mismos que jugaron contra Nacional el pasado miércoles, y ese día porque entró la pelota y en Bogotá no. Pero fue la misma falla defensiva en el área que la evitó Viera a Macalister Silva, y si hubiese entrado, con triunfo para Millonarios, después de ese partido Junior quedaba eliminado automáticamente.

Las deficiencias de Junior hace rato nacen de un medio campo pasivo, continúan por los extremos que poco ayudan al lateral cuando se sube y terminan en los  dos centrales que siempre permiten les ganen en el cabeceo.

Por eso estuve de acuerdo con el comentarista Carlos Antonio Vélez cuando dijo que los centrales, específicamente se refería a Rosero: “es muy bueno para cabecear en el área contraria pero no así en su propia área, porque contra Millonarios cometieron los mismos de hoy, errores arriba”.

Los dos cabezazos en al área es culpa de centrales, porque para adornar no pueden estar ahí. Para adornos están los tres parales del arco. Allí, por ejemplo, nunca Pacho Cassiani y Alexis Mendoza en el equipo de 1993 dejaban cabecear fácilmente a nadie.

Contra Nacional los goles, hubo primero un error de Gabriel Fuentes, y en otro de Arias, que sale a atacar al que viene por la banda y éste lo supera, pero que después se convierte en colectivo porque ninguno, los otros 9, corrigió y dejaron llegar al área y cabecear dos veces. En el caso del error de Fuentes debió estar el extremo, Fredy Hinestroza, por esa banda o un mediocampista Didier Moreno o Daniel Giraldo para corregir y en el caso de Arias cuando queda en el suelo también, primero debió llegar alguien a cubrir su puesto y otro a respaldarlo cerca a la banda donde estaba él luchando con el jugador de Nacional. Pero no, como siempre, todos en el confort, mirando. Esperando que Viera en el arco les borre siempre el peso de sus fallas defensivas.

En una de las reseñas del partido contra Nacional que hacen los medios desde Medellín, previo a uno de los goles la describen así: “Banguero transita con libertad, tiene tiempo para medir un centro, que se le pasa a Duque y Jhon le pone la cabeza para volver a poner al verde arriba en el marcador”.

¿Cómo les parece? Ahí está claro, lo dicen, lo cuentan desde Medellín. Aquí está la respuesta precisa a mi análisis. Y por eso mi pregunta, nuevamente: ¿dónde estaban los mediocampistas para evitar que Banguero primero tuviera tiempo y segundo transitara libremente? La respondo: como siempre viéndolo transitar libremente y viendo como se acomodaba para medir el centro que culminó en gol.

Este tipo de situaciones es lo que muchos no analizan sino que acuden a la más fácil, culpar a los mismos de siempre:  Viera y Fuentes, jugadores con los que Junior ya ganó títulos: 7 con el primero y 5 con el segundo. ¿Y los demás, con más de dos años acá, y los refuerzos de este semestre? bien gracias, cómodos, cometiendo los mismos errores.

Por eso, repito, en Junior hay jugadores con mucho tiempo aquí que no han aportado nada, cometen las mismas fallas de siempre, no se preocupan por superarlas. Esa platica se perdió, como decía mi abuela, porque ninguno tiene vitrina para el exterior. Y ya muchos rayan en los 30 años y más. Algunos solo han marcado goles para ganar partidos pero cuando tienen que hacer goles para clasificar a Junior a una semifinal o final, se esconden no aparecen nunca. Y son más de 5 jugadores, y con ellos más de nueve eliminaciones en línea.

Pero, claro, afición y algunos medios solo ven o culpan de todo a uno o dos. Antes el tema  era con Willer Ditta, que estuviera o no por ahí, era culpable de todo los goles que le hacían a Junior. Pero ya éste no está hace rato, es más, es figura en Argentina. Pero en Junior siguen los mismos problemas en defensa cuando les levantan el balón, les siguen haciendo goles allí en las propias barbas de dos centrales, que entre otras cosas tienen un buen promedio de estatura, pero permiten que jugadores pequeños como Duque de Nacional les gane arriba.

En el caso de Sebastián Viera, éste es un cancerbero maduro, experimentado, con jerarquía, que se preocupó por aprender a cobrar tiros libres y hace poco por hacer jugadas de laboratorio cerca al área rival. Algo que los del confort de hace dos años acá nunca han intentado. Que comete errores porque es humano, y en el mundo no existe un solo arquero que esté invicto eternamente o que no tenga fallas, pero igual ha sido fundamental para evitar, hace rato, que Junior sea el equipo más goleado del Fútbol Profesional Colombiano.  Y sino busquen las estadísticas, estas hablan: en cada partido evita tres y cuatro jugadas de gol. Le hacen goles porque arqueros invictos no existen, pero tampoco se puede pretender que siempre le esté cubriendo las fallas a los mediocampistas primero y a los defensas después. Y las estadísticas no son conceptos ni opiniones de nadie, son números, es matemática pura.

                                                    

Por Viera Junior llegó “con vida” a Medellín ante Nacional: fue figura contra Nacional en Barranquilla evitando en el último minuto el gol del triunfo verde; contra Millonarios igual, la única opción clara que había tenido Millonarios se la quitó de los pies a un jugador azul, el gol que le hacen después fue un regalazo de Arias.  Y en Bogotá ante Millonarios evitó de todo, fue la figura de Junior nuevamente, escogido y elogiado por la prensa capitalina.

Si no a Junior lo hubiesen eliminado desde el tercer partido de este cuadrangular o en el ante penúltimo contra Millonarios en Bogotá, porque las fallas defensivas fueron siempre las mismas, pero Viera estuvo ahí. No es justificación, es reflexión y análisis.

Y que decir de las ofensivas, ni se diga, son igual o peor. Delanteros como Borja, goleadores de raza, desperdiciando oportunidades de gol claras; extremos como Hinestroza que cuando centra parece que tuviera una novia en el firmamento esperando el balón, porque siempre lo envía lejos, llegando a las estrellas, tiene una buena patada pero es poco lo que tira al arco, contra Nacional se acordó, pero tarde. Volantes como Didier Moreno, que le pone ganas, esfuerzo, corre, pelea, suda, pero en el fútbol eso no basta, porque se enreda y enreda  cuando está cerca al área, ofensivamente aporta poco.

Por todo esto es que la deficiencia ofensiva de Junior se nota, sufre, le cuesta ganar partidos, porque con los mediocampistas, laterales y extremos no cuenta o cuenta  poco, con ellos no tiene sorpresa ni gol. En el fútbol hoy día todos tienen y deben tirar al arco. No dejarle todo a los delanteros. En Junior nadie ayuda a los delanteros y claro cuando estos están, como Borja ,“de pelea” con la malla el equipo no tiene como responder. Tan pobre es ofensivamente Junior que aún con Borja desperdiciando oportunidades de gol, éste es el goleador del equipo en el cuadrangular con dos goles: uno a Nacional y otro a Bucaramanga.

El resto de goles fueron marcados por Luis Cariaco González, Carmelo Valencia y Fredy Hinestroza. O sea, anotó 5 goles y recibió 6. Pobreza absoluta, que sustenta mi análisis.

Afortunadamente, lo más rescatable de esta eliminación, y eso se le abona al técnico Juan Cruz Real, a quien considero debe continuar en el equipo, se refrescó ese medio campo con un jugador como Carlos Esparragoza, un canterano del Barranquilla FC, que en pocos partidos no solo ha demostrado sus condiciones, sino que se ha ganado la titular, se ha posicionado allí y es un buen aliciente para el próximo semestre.

Pero los “grandes” refuerzos que llegaron para este semestre y por los cuales a Junior le dieron el rótulo de “cipote equipo” y “PSG colombiano”, que pelearía Liga y Copa Sudamericana, están en deuda con los directivos y con la afición, porque han sido jugadores de más partidos no, que de sí.

No sé que  estarán pensando los dueños de Junior que se esforzaron en armar un equipo para pelear título, por eso hicieron grandes inversiones, no para procesos como dicen muchos, porque para procesos entonces no hubiesen invertido tanto dinero, más bien hubieran echado mano de 6 ó 7 jugadores del Barranquilla FC, como lo hicieron cuando Arturo Char arrancó el proyecto  de Bomboná en el  año 2000 con Dragan Miranovic, que recogió frutos en 2001 con una final de liga y después con esos mismos jugadores, más dos o tres veteranos, con Miguel Angel zurdo López con el titulo de 2004.

Por lo tanto, más bien hay que analizar, decir, que ya está bueno de muchos jugadores que tienen más de dos años de estar acá y ni a una final de Copa Betplay han llevado a Junior; de jugadores que vinieron a pasar sus incapacidades al club, de otros que parece vinieron a pasear al malecón o a las playas de Puerto Velero porque llegaron con bombos y platillos, pero que ni de titular ni de suplentes responden. 

A ajustar todas las zonas para el próximo semestre es tarea del técnico, porque sino seguiremos en las mismas y con las mismas eliminaciones. Que jugadores y afición no se atengan a que Viera siempre va a ser el salvador. 

Los demás también ganan mucho pero aportan poco en la cancha, ahí están las estadísticas de cada uno: pobre.  Así de sencillo es.

 

 

 

 

 

 

 

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