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Una cosa fue la ilusión y otra la decepción. ¡Gracias mujeres!

 

Una cosa fue la ilusión y otra la decepción. ¡Gracias mujeres! 


 

Por Luz Mila Torres Ruiz

Hacer deporte femenino en Colombia a la proxémica (teoría que surge en la década de los años 60 y fue desarrollada por el antropólogo estadounidense Edward T. Hall, quien estudió cómo percibimos el espacio en diferentes culturas y cómo lo utilizamos para establecer distintas relaciones con los demás, de acuerdo a la seguridad en uno mismo), no es fácil sobre todo en un deporte como el fútbol, exclusivo para los hombres hasta hace unos años.

Sin entrar en discusiones o informaciones tediosas,machistas,prejuicios o suposiciones alejadas de la realidad de la situación actual por la que está atravesando la mujer en el deporte, podemos analizar una aproximación distinta  a lo que es el ejercicio para la población femenina y en el aspecto psicológico de cómo el deporte practicado asiduamente, es decir, con frecuencia, puntualidad y aplicación y disciplina beneficia en el día a día a la mujer física y mentalmente, y que al final la población masculina acepte que los espacios ganados por las damas a nivel internacional en el fútbol, por ejemplo, no son producto del azar.

En mi caso, y haciendo un paréntesis antes de continuar, desde que tuve uso de razón (se dice que es desde los 7 años) me incliné por el deporte, por encima de las muñecas, y arranqué en mi etapa formativa, en voleibol, pero mi profesor de educación física me dijo “por tu saque largo te vas para baloncesto”, y contra mi voluntad, confieso, porque me gustaba más el voleibol llegué al baloncesto “pataleando” y con menos ganas. Pero seguí a la competitiva y después a la de rendimiento (pivote en la selección Atlántico de baloncesto) y allí me enamoré mas no solo del deporte de la pelota naranja sino también el llegar a representar a mi departamento y a mi universidad a nivel nacional, con dignidad, sin importar al final el resultado.

Lo anterior, lo traje a colación porque hemos escuchado por parte de nuestros familiares, profesores o médicos familiares que es importante mantener nuestro cuerpo activo, para tener un buen estado físico y que mejor forma de hacerlo que por medio del deporte.

Sin embargo, como sociedad estamos ante una cultura que nos ha enseñado a estereotipar a las personas en el caso del deporte, especialmente en el fútbol, cuando una mujer quiere practicarlo o convertirlo en una forma de vida, entonces empiezan los prejuicios de si es correcto o no que lo realice.

La mujer colombiana practica menos deporte y se ejercita con menor regularidad que los hombres y esto no se debe a que exista un desinterés por parte de la población femenina, sino que hay una gran desigualdad dentro de este, creando a su paso barreras biológicas, educativas y culturales.

Son evidentes las  estadísticas y razones por las cuales las mujeres hacen menos deporte que los hombres y una de ellas es que si eres una mujer activa te darán una gran ventaja con respecto a los demás, sin embargo, la mayoría de mujeres aseguran que es por falta de motivación o de tiempo, mientras que  una gran minoría admitió que en verdad les vencía la pereza, la poca fuerza de voluntad o la descriminación a la hora de jugarlo. Mientras que la población masculina duplica la presencia de las mujeres en lo que se refiere a actividad física y deporte.

La dimensión de género en las políticas y programas deportivos reviste una importancia decisiva para la UNESCO. La Carta Internacional de la educación Física, la Actividad Física y el Deporte, aprobada la por 38ª Conferencia General de la UNESCO, dentro de la Agenda 2030, que establece la necesidad de "lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas", afirma que "la igualdad de oportunidades para participar e involucrarse en todos los niveles de supervisión y adopción de decisiones en materia de educación física, actividad física y deporte, ya sea con fines de recreación, promoción de la salud o alto rendimiento, es un derecho de todas las niñas y todas las mujeres, que debe ser respetado activamente".

A raíz de lo anterior, y a partir del año 2017 empezó la mujer a ser mirada con mas respeto y a tomar más fuerza en el fútbol,creandose la liga profesional femenina, cuya consolidación se logró después de las luchas de muchas mujeres dentro y fuera de la cancha durante décadas anteriores.Batallas que se libraron por la profesionalización de una rama femenina olvidada por el balompié nacional, que irrumpió con fortaleza en los inicios del Siglo XXI y arrancó en el año 1971 con una exhibición que se hizo en Cali, o sea, 46 años antes de que se jugara por primera vez en la historia un partido de la liga profesional.

Pero en la génesis del fútbol practicado por mujeres ese amistoso de hace 46 años conllevó a una competición de 16 equipos del Valle del Cauca en el estadio de la Villa Panamericana.

Hoy con una rama femenina creada a regañadientes, Colombia empieza a figurar como una de las potencias de la región, que arrancó como un proceso en las categorías juveniles sub 17, sub 20, logrando incluso algo que ha sido esquivo en cualquier otra rama: una final de un campeonato mundial.

Todo esto gracias a que hace 15 años, la historia empezó a reescribirse: en Sub-17 Colombia logró el título del Campeonato Sudamericano Femenino de la categoría en 2008, después obtendría el sub título mundial en esta categoría en el año 2022. En sub 20 se ubicó en cuarto lugar en el mundial femenino 2010. Y en mayores, medalla de oro en Juegos Panamericanos, octavos de final (2018) y cuartos de final en Copa Mundo (2023) y clasificado a Juegos Olímpicos Paris 2024. En 2018 Colombia, además,con Atlético Huila, había logrado conquistar la Copa Libertadores de América.

El desarrollo del fútbol femenino ha sido un proceso por lo que la participación de esta generación de jugadoras colombinas que perdió la fase de cuartos de final ante Inglaterra (1x2) empezó con la Sub-17.

Hay que decir que todo fue muy parecido como comenzó el fútbol masculinomuy poco apoyo, jugadoras que debían mantener su trabajo aparte para poder sobrevivir y muy poco público, solo sus familiares iban a presenciar los partidos. Pero ellas se han encargado de ir reescribiendo la historia y, aunque aún hay varios obstáculos por superar, sus resultados son los que hablan de lo que es capaz la mujer en el fútbol cuando se lo propone.

Una vez visto lo demostrado en la cancha por este grupo de damas comandadas por Leicy Santos, Linda Caicedo, Catalina Usme y compañía ltda, podemos establecer que  este equipo pudo llegar más lejos, lo cual con la rama masculina pocas veces lo hemos logrado, excepto con la generación de Pibe Valderrama y compañía, dirigida por Francisco Maturana (llegó a octavos de final en 1990) y con la de James, Teo, Cuadrado, entre otros, bajo el comando de José Néstor Peckereman cuando se llegó a cuarto de final en Brasil 2014. De ahí hacia atrás, y en la mitad, si se puede hablar de fracaso: 1994, 2018, entre otros, tres partidos jugando mal y devuelta a Colombia rápido.

El país estuvo lleno de expectativas en torno a la participación de la selección Colombia femenina de fútbol en la Copa Mundo de Australia, pero una cosa fue la ilusión y otra la decepción. Cuando hay ilusión es porque hubo esperanza en lo que ellas hacían en la cancha, ya que la personalidad vs abandono no se percibió nunca en sus rostros, porque ninguna de ellas se sintió abandonar hasta que la juez sancionó el final del partido, y menos cuando sabían que toda Colombia tenía puesta la esperanza en lo que venían haciendo.

Mientras que la decepción es producto de la tendencia al abandono, que se incrementa si ellas hubiesen jugado mal durante el certamen, porque como dice un reconocido psicológo clínico Jordan Peterson en su libro «12 rules for life»: el ser humano se crea una serie de hormonas que lo hace sentir perdedor, estando abatidos y depresivos hasta conseguir (si podemos) pasar página. Y esta hormona de la que habla el psicólogo canadiense en las damas de Colombia no se activó, pero en los fanaticos  colombianos si, y bastante, sobre todo cuando no se dio el resultado que los ilusionó. Repito, una cosa fue la ilusión y otra la decepción,¡gracias mujeres! 

Porque en el deporte (a no ser por motivos de fuerza mayor) no se abandona, se lucha, se busca un resultado desde distintas salidas y se consigue. Si aun así no se consigue, por lo menos lo intentaron con toda su energía para terminar satisfechos. 

Por eso, sin entrar en el debate del conformismo, creo que con la selección Colombia femenina de fútbol sería más conveniente en este momento, sí, quedarse con el proceso, no con el resultado.

 

 

 

 

 

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