Cuando un equipo de la B como Cúcuta te da una clase de táctica y de fútbol...
Cuando un equipo de la B como Cúcuta te da una clase de táctica y de fútbol...
Por
Luz Mila Torres Ruiz
Cuando
un equipo de la segunda división como el Cúcuta en su casa te golea y de vuelta
llega a la tuya y sin ser brillante te da una clase de táctica y de fútbol,
entonces podemos corroborar que, sí, efectivamente, el problema de Junior es de
técnico, porque cuando estaba el arquero Sebastián Viera, por los malos
resultados, éste era el único que catalogaban de rosquero, de sindicalista,
pero ya no está y el equipo en nada cambió, ahora es peor. A propósito, ese
chisme-cuento de "rosca" y "sindicato" trillado,viejo y desgastado tienen que acabarlo y dedicarse más a analizar lo meramente
futbolístico.Pero en este verso constante caen siempre no solo aficionados
sino también algunos periodistas.
Cuando
un equipo está mal trabajado, se nota cuando lo atacan y cuando le quitan el
balón y se lo distribuyen mejor como lo hizo Cúcuta en Barranquilla por los
octavos de final en el partido de vuelta de Copa Betplay.
Cúcuta
fue superior porque tuvo más orden para defenderse y para atacar cuando lo
hizo.El director técnico de los motilones, Rubén Tanucci, le dio una lección, un repaso de táctica y de fútbol al señor Bolillo Gómez, que dejó en evidencia sus múltiples
falencias para dirigir acertadamente a Junior.
En
Junior no se ve esto, ataca a lo que salga; se parte en el medio campo, ese
"lenguaje" constante que debe existir entre medio campo y defensa no se
nota, se divide mucho, el hueco que dejan entre esas dos líneas es inmenso y
por eso lo cogen mal parado siempre, gracias a Dios no lo golean más seguido.
Y la
actitud de los jugadores en la cancha, que muchos cuestionan, no es de alma, ni
de amor, ni de corazón, en el fútbol esas son añadiduras, esto es de trabajo colectivo en la
semana, es de buscar alternativas ofensivas distintas a las de tener que
esperar que solo Bacca haga los goles; es de no darle responsabilidad a un
jugador limitado técnicamente como Didier Moreno, que sea el que saque el
equipo de atrás porque siempre lo va a hacer mal, ya que recupera dos balones
bien, pero entrega veinte veces mal.
Los jugadores hacen lo que él les ordena.En el partido contra Cúcuta, por ejemplo, escuché en la transmisión lo siguiente:"Bolillo se molestó porque Herrera y Albornoz cambiaron de posición, que por qué hicieron eso...".Ahí está claro, los limita, no les permite que sean recursivos en algún momento del juego, algo que es normal en cualquier equipo del mundo, y a ellos les toca cumplir sus órdenes porque si no, los saca o nos los coloca el próximo partido. Así actúa Bolillo Gómez.
Acá
se exige, porque cuando el director técnico Hernán Darío Bolillo Gómez llegó a Junior a reemplazar a Arturo Reyes, lo
primero que hizo fue criticar su pre temporada (poco ético esto) y dijo que
"Junior tenía un daño grande" que nunca descifró en público. Y el
daño grande para el equipo terminó siendo él, porque se dedicó a polemizar, a
señalar, creando un ambiente después de cada partido de tensión, polémica y chisme,
además dirigiendo los partidos con una cara de aburrido desde la raya. Eso si
fue tóxico para los jugadores dentro y fuera de la cancha.
Exigió que sacaran a algunos jugadores
que no le servían y los excluyeron; que dejaran a los que necesitaba (Didier
Moreno, Fredy Hinestroza, Omar Albornoz, Luis cariaco González, entre otros) y
le contrataron los jugadores que él solicitó. Y casi todo el mundo coincidió
que ahora si caminaría Junior “porque ya el rosquero mayor no estaba” y Bolillo
Gómez armó el equipo como él quería.
Y,
sí, para este semestre hizo una pre temporada de casi 50 días y con orgullo
anunció que "ya había limpiado el camerino" y cuando uno limpia algo,
resplandece, y lo que menos se le ve a este Junior es resplandor en su fútbol. Sí,
Bolillo Gómez "limpió el camerino"pero parece se le olvidó limpiar
su vocabulario y su comportamiento ante la afición y la prensa. Grotesco con la
afición y humillante con los medios de quienes se reía en las ruedas de prensa o
cuando no le gustaba la pregunta de un periodista lo ignoraba y decía: “el
siguiente”.
Pregonó
la doble jornada (error, porque se llama doble turno) y todo el mundo lo
aplaudió a rabiar "porque ahora sí iba a poner a trabajar duro a esos
flojos". Pero resulta que Junior sigue lo mismo:lesiones seguidas y un Junior
que se queda físicamente en el segundo tiempo después de pasados los 70
minutos, tiempo en el que un equipo que persigue un objetivo claro tiene que correr,
recuperar y distribuir más la pelota para lograrlo. Entonces? Si es de técnico
porque él fue quien rearmó este equipo para este semestre.
Se la
pasó todo el tiempo culpando a los demás y en el “casi”: casi lo clasifico a
los 8, casi ganamos en…. casi, casi…. nunca admitía sus errores porque jamás
aceptó su mediocridad ante los medios debido a la falta de preparación
educativa en el aspecto profesional y al pobre manejo de sus emociones como persona.
Me gustaría saber a quién van a tildar de “rosquero” ahora? A los que él trajo? Pablo Rojas, por ejemplo, lo pidió Bolillo Gómez, ingresa en los partidos y no aporta nada, hasta una oportunidad de gol clara no aprovechó frente a Cúcuta, erró el tiro desde el punto penal, entonces, ¿qué? Los mismos que él trajo le están haciendo la tal “rosca” ahora, no le quieren caminar?
Lo más
increíble de toda esta situación de Junior es que su técnico Hernán Darío Gómez,
y algunos periodistas amigos defensores de éste, le sigan echando la culpa de
los malos resultados a "las malas energías que vienen desde la
tribuna...", que tilde indirectamente a una persona que ya no está en el
equipo de hacerle mala atmósfera desde afuera, que dirija al público para que
le grite y pague para que hagan pancartas, como que la afición de Barranquilla
no sabe de fútbol y necesita quien le dirija sus coros.
Primero,
a quien culpaban de todo: sindicalista, rosquero, y hasta salao, ya no está;
después a los hinchas y seguidamente a la prensa.
Decir
que él se equivocaba, que el equipo juega mal o a nada, no es culpa de la prensa,
es culpa de lo que la prensa observa.
Los
periodistas no preparamos las pre temporadas, no entrenamos toda la semana a
Junior, no escogemos quien juega o no; no armamos la nómina, no decidimos quien
inicia de titular o quién será suplente. Tampoco jugamos los 90 minutos y más y
mucho menos erramos los tiros desde el punto penal.
El
equipo que Bolillo Gómez rearmó no arranca, pero entonces los periodistas tenemos
que decir que Junior juega bien, que está bien manejado desde el entrenamiento
y el banco el día del partido. No, la prensa dice, cuenta, lo que todo el mundo
ve.
Además,
acá ningún periodista le dijo a Bolillo Gómez qué tenía que sacar y dejar, y
mucho menos a quienes debía traer de refuerzo. Fácil es echarle la culpa a la
prensa, a “las malas energías de la tribuna” y ¿a dónde quedó la culpabilidad
de él como técnico?
En
Barranquilla el que rinde y da resultados se le reconoce, pero el que llega a “perratearse”
a la afición y a la prensa como lo ha hecho Bolillo Gómez, quien después de
recibir 4 goles en Cúcuta llega a una rueda de prensa a reírse o a ignorar una
pregunta bien formulada de un periodista, no se lo perdonan, y tampoco estamos
en la obligación de seguir apoyándolo.
En mi
caso nunca hago campañas para que venga
o se vaya un técnico, pero lo que si puedo decir es que cuando anunciaron al
señor Hernán Darío Bolillo Gómez como entrenador, nunca estuve de acuerdo que
viniera a dirigir a Junior, lo sostuve y
hoy lo sostengo.
Tal
vez, es lo más probable, que cuando termine de escribir esta nota el señor Hernán Darío Gómez ya haya dejado la dirección técnica
de Junior porque los resultados no se le dieron, y en el mundo entero la ley de
los resultados aplica para cualquier técnico. Y Bolillo Gómez se va con un
resumen muy pobre en su paso por Junior de Barranquilla: dirigió 20 partidos,
ganó 7, empató 7 y perdió 6. Le marcaron 19 goles y recibió 19. Deja al equipo
en el puesto 17.
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