¡De Micaela a Fuad, una historia de 98 años!
¡De Micaela a Fuad, una historia de 98 años!
I Parte
Micaela Lavalle de Mejía: debajo de un palo de matarratón, la fundadora
Por Luz Mila Torres Ruiz
Era agosto y hacía calor, mucho. Y
cuando el clima está así y las altas temperaturas no retroceden, la ciudad
busca refugio. No bastaba la crueldad de la temperatura sino encontrar la
sombra.
El frío es un poco más civilizado. Pero
cuando el calor pega en Barranquilla nadie se queda dentro. Saca un taburete
(asiento) y busca el árbol más cercano. En resumen: con el frío la gente se
cubre y con el calor se saca.
El reloj marcaba las 12 del día aquel lejano jueves 7 de agosto de 1924, cuando Micaela Lavalle de Mejía hace un alto en sus quehaceres, después de amamantar a su bebé de 7 meses (Carmen, quien nació un 9 de enero de 1924, el mismo año en que nació Junior) y se va a reposar debajo de un palo e’ matarratón (especie que abundaba en esa época en todas las calles de Barranquilla) ubicado en la calle de Las Vacas (hoy calle 30) con Buen Retiro (carrera 32) pleno corazón del barrio Rebolo, de calles anchas y arenosas; límite con el barrio Montes, a varios metros del estadio Moderno, el primer estadio de fútbol del país, bautizado años después como estadio Moderno Julio Torres.
Y allí, debajo de la sombra del frondoso palito e’ matarratón, con tan solo 42 años de edad (15 de junio de 1882) esta mujer emprendedora, ama de casa, que tuvo un vientre bendecido, fantástico, porque parió a cuatro futbolistas: Víctor, Marcos, Gabriel “vigorón” y Juan Mejía, y a cuatro hermosas niñas: Encarnación, Lilia, Elida y Carmen, empezó a “gestar” a su quinto hijo varón, el más querido de Barranquilla: Junior.
Era la época de
“la arenosa”, denominada así por sus calles de abundante arena, y en donde los
jóvenes de los barrios populares de la ciudad pateaban a pleno sol y hasta
tarde de la noche la famosa bola e’ trapo. Y Rebolo no era la excepción.
Aquella niña de 7
meses de nacida, hoy tiene 98 años de edad. Su voz es pausada, un poco cortante
pero nítida y con buena dicción, es Carmen, la menor y la única sobreviviente
de los 8 hijos de Micaela Lavalle de Mejía, quien con mente lúcida nos recuerda
la historia del nacimiento juniorista.
En su casa, en donde
vive con su hija Guadalupe, en el barrio Olaya, su relato es lento, pero
preciso.
Carmen Mejía Lavalle, 98 años de edad, única sobreviviente de los 8 hijos de Micaela.
Nos comenta que cuando su madre
Micaela, primera y hasta el momento única mujer en el mundo que ha creado un
equipo de fútbol, lo fundó lo hizo con el mismo amor de madre con el que veía a
sus hijos por la polvorienta “calle de las vacas” correr y patear bola e’
trapo.
“A mi mamá la acompañó en eso Rafael
Fernández Díaz, quien en era alcalde”. "Ella decidió hacer un equipo de
fútbol, porque tú sabes que antes jugaban bola e’ trapo en las calles y tenían
sus equipos”, comentó.
Sentada debajo del palo e’ matarratón,
Micaela llama a los jóvenes del barrio que pateaban bola e trapo en la calle y
les dice: “voy a fundar un equipo y se va a llamar juventud porque todos
ustedes están jóvenes”. "Y mi mamá dijo: se llamará Juventud Junior,
porque todos eran pelaos, que jugaban bola e’ trapo en las calles de pura
arena. La que escogió el equipo fue Lilia Mejía (hermana de Micaela), y dijo
este es el color para que se pongan los muchachos: listas rojas y blancas,
pantaloneta azul ”, relata Carmen.
“Mi mamá tenía dos mesas de venta
adentro en el mercado, vendía frutas, pero dijo esto es muy difícil. Dos sobrinas
de mi mamá se fueron a vivir con nosotros, y eran las que nos atendían”,
recuerda.
“Mi mamá y los socios Rafael Fernández
Díaz y Miguel González Martínez “migomar”, que la ayudaron mucho, eran viejos
respetuosos, se reunieron en la carrera buen retiro (carrera 32 hoy), con la
calle de las vacas (calle 30), en toda la esquina. Ahí los reunió mi mamá a
todos ellos”. Y ella misma los iba llamando y los apuntaba tas, tas, tas...
(hace gesto con sus dedos), al primero que apuntó fue a Julio Torres, que murió,
pero jugó fue en Juventud Junior”, señaló.
“Mi mamá le compró los uniformes,
cuando ya vio que empezaron a llegar los otros equipos Sporting, Juventud
Grande...”,manifestó.
“En esa época habían dos equipos
Juventud Junior y Juventud Grande, en donde jugaban los Muñoz, que vivían por
allí cerca".
“Cuando jugaban estos dos equipos ese
estadio, el moderno, se llenaba. Ahí era donde jugaban todos los campeonatos”.
Mi mamá al primer socio que metió fue a Miguel González Martínez, “migomar”, y
después a quien fue mi padrino, Rafael Fernández Díaz, entonces era el
alcalde”, vuelve a reiterar.
“El gobierno de aquí en esa época no
ayudaba a los equipos. Mi mamá tenía facilidades en ese entonces, y le compraba
los guayos, todo. Mi papá, Gabriel Mejía Mendoza, que trabajaba en el
mercado con ella, estaba también involucrado como socio en el equipo”, expresó.
“El Juventud Junior practicaba en la misma casa, porque esta tenía un patio grande y era de cerca (palitos de madera)".
Ella dice que la gente adinerada de la
ciudad llevaba su “ganao” (las reses) todas las tardes y lo metían en los
patios de aquellas inmensas casas para que pastaran allí. Por eso elegían el
patio para practicar y para que las bolas no se perdieran.
"En la noche le daban lecciones a
los jóvenes, les decían como debían hacer las cosas, Rafael Fernández Díaz y
"migomar", Miguel González Martínez, viejos que tenían facilidades,
tenían moneda (dinero) y ayudaban mucho a mi mamá, eran los encargados”. Pero
jugaban era pura bola e’ trapo, después fue que vinieron unos baloncitos así de
chiquiticos”, remarcó.
“Antes no usaban zapatos como los de
ahora, con cualquier zapato jugaban, las mediecitas eran cortas. Y cuando mi
mamá les compró todo ya cambiaron de indumentaria”.
“Las reuniones las hacían en la casa,
el director técnico era Rafael Fernández Díaz”. “Los sábados en la noche, un
día antes de los partidos, mi mamá les hacía sancocho de gallina en la casa,
como era grande y tenía un patio inmenso”. Quien los iba llevando a cada uno
era Miguel González Martínez, "migomar”. Ya ahora no se ve nada de eso”,
dijo.
“En esa esquina han hecho apartamentos, verdad?”, nos pregunta.
Hoy día, en lo que fue aquella casa de
Micaela está ubicada una bomba de gasolina. Y para lo que es, lo que significa
Junior en Barranquilla, no sabemos por qué en esta ciudad no hubo alguien
interesado en convertir esa casa en un museo o algo relacionado.
En esta esquina, carrera 32 (Buen Retiro) y calle 30 ( calle de las vacas), quedaba ubicada la casa de Micaela Lavalle de Mejía, donde nació Junior.
O por lo menos adquirirla y colocar un
letrero guía que dijera: “aquí nació la pasión de un pueblo: Junior”. Algo
similar hubiese sido lo ideal, y hoy día esta casa con piezas antiguas del
equipo, o con réplicas de aquella época hubiese servido para conmemorar
los aniversarios del club
Guadalupe, nieta de Micaela, hija de
Carmen, dice que esa casa era propiedad de su abuela pero que no sabe por qué
la perdieron y tampoco sabe por qué nunca ninguno de sus descendientes la
reclamó. Ella nos comenta que aún conserva las escrituras de esa casa, pero
dice que nunca supo porque sus antecesores, los otros hijos de su abuela, no la
reclamaron. Aunque también tiene la versión de su madre Carmen, quien le dijo
en alguna ocasión que parece fue hipotecada, pero no le dio más detalles.
“Ah bueno, pero fue en esa esquina en
donde Junior triunfó...”, dice con orgullo y voz firme, Carmen.
Y prosigue su relato diciéndonos que
“el enemigo (el rival) más grande de Juventud Junior era Juventud Grande, que
era de los Muñoz, que también vivían en la calle de las vacas”.
“Mi mamá, uff, peleaba por Junior”.
Ella fue la que les compró todo, los vistió a todos”. Ella daba la vida por ese
equipo”.
“De los jugadores de aquella época los
que más me gustaron a mi fueron Julio Torres, Roberto Meléndez, el flaco, Pedro
Yepez, que era zapatero, Víctor Núñez, Julio César Muñoz”. “Julio Torres, era
primero del Sporting, entonces Juventud Junior se lo compró”, asegura.
Y de la época moderna “el pibe Valderrama, jugaba bastante, pero era muy pretencioso (temperamental quiso decir) como se veía que lo buscaban para jugar, se crecía”.
“Mi mamá tuvo bastantes años a Juventud
Junior, con el tiempo se fue alejando. Después vinieron otros a
administrarlo y ella se fue retirando, se fue cansando. Porque, tú sabes la
plata que cogían cuando Juventud Junior jugaba, no friegueee, ese estadio
moderno que era de puro cin (láminas de metal), nada mas se sentía la bulla, le
pegaban a las láminas duro. Ahí jugaban mis hermanos Marco, que era delantero,
Gabriel que le decían vigorón (de viga) por que era altísimo, era defensa. Mis
otros hermanos, Juancho, era delantero también, le decían el chin, porque era
chiquito y Víctor, mi hermano mayor, jugaba en Juventud Grande y después
jugó en el Sporting”. Mis cuatro hermanos, todos jugaron fútbol".
Cuando Carmen se volvió una
asdolescente,16 años de edad, cuenta que se convirtió en madrina del equipo.
“Yo era la madrina número uno.
Acompañaba a Juventud Junior pero yo no iba sola, no, mi papá se enganchaba
conmigo”. Íbamos a Santa Marta, nada mas”.
“Yo tenía mi banco (silla) en el estadio. Cuando
yo llegaba al estadio moderno, el puesto mío no lo ocupaba nadie, lo cuidaban.
Decían, no señor, ese puesto es de Carmen”. Muchas veces salí al campo con
ellos. Hoy van a conocer la madrina de Juventud Junior, decían, y me
retrataban, uff yo salía en la prensa”, revela con entusiasmo y una sonrisa que
aparece evocar los años de su juventud.
¿Y con Sporting hubo mucha rivalidad en
esa época?
“No friegue cuando Juventud Junior y
Sporting chocaban, ese estadio se venía abajo de la gente porque se odiaban con
el Sporting, que lo administraban los Muñoz”, asevera.
El Juventud Junior, que utilizó su primer uniforme de color blanco además de los tres hermanos Mejía Lavalle, lo integraba: Felipe Suárez, Pedro Yépez, Julián Castro, Alejandro Consuegra , Ramón Castro, Aurelio Roa, Miguel Vásquez, Víctor Núñez, Leovigildo Rolong, Vicente Cervera, Víctor Bovea, Armando De Moya, Nicolas Pineda, Agustín Consuegra, Valerio Molinares, Néstor García, Francisco Ibáñez, Alberto De la Salas, y Héctor Donado.
Lo que nació en el reposo de un palo e’
matarratón en donde una mujer como Micaela imprimió sus huellas en el corazón
de los barranquilleros para siempre, se convirtió en pasión desbordada de
generación en generación.
Micaela Lavalle de Mejía, falleció un
martes 20 de abril de 1965, a los 83 años de edad y sus restos mortales yacen
en el mausoleo familiar en el Cementerio Universal de esta ciudad, pero su
nombre es leyenda de una de las insignias de Barranquilla que se
aproxima al centenario. Es la mujer más importante de la historia en la vida de
cada juniorista.
Espere..
II parte: su primera final 1948, con solo barranquilleros
lII Parte: Fuad Char, sucesor con poder económico y los primeros títulos.
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